Puede ser por culpa de una especie de relajación inconsciente o quizás porque el éxtasis que otorgan esos batacazos fuera de serie mareen un poco al grupo. Lo cierto es que el juego que prosigue a un triunfo rimbombante es de los más difíciles de afrontar para cualquier equipo.
“Cuando se gana un clásico o un partido importante es cuando más atento se tiene que estar, porque los partidos que le siguen siempre se tornan complicados”, dijo alguna vez Carlos Bianchi. Por eso en La Ciudadela, Favio Orsi y Sergio Gómez trabajan a fondo para que sus pupilos no bajen la guardia, luego del gran triunfo del lunes en Victoria frente a Tigre.
“El partido contra Defensores no será nada fácil. Es un equipo que viene bien”, anticipó la jugada Gómez; “hay que seguir mejorando y ganando”, agregó Orsi. Lo cierto es que en Bolívar y Pellegrini están encima de los futbolistas; los quieren plenos, metidos de lleno como hasta ahora en el objetivo y enfocados en ir superando cada prueba con la certeza y el convencimiento que inculcan desde el cuerpo técnico.
“No hay que bajar la guardia porque se dan ese tipo de situaciones”, aseguran desde las entrañas mismas de La Ciudadela sobre una situación que San Martín ya sufrió varias veces en carne propia. Caer en el juego que le sigue a una victoria trascendente no es algo nuevo; y el caso más próximo se dio a fines del año pasado en plena Superliga.
El “Santo” dio el gran golpe revirtiendo un histórico clásico en el que Atlético ganaba 2-0. El equipo, con todo en contra, resultado, ambiente y la amenaza del descenso, puso de rodillas al rival de toda la vida y terminó imponiéndose 3-2 en un juego que quedará grabado a fuego en ambas instituciones. Y, cuando parecía que 2018 se iba a ir lleno de alegrías, seis días después de esa victoria, San Martín despidió el año como local perdiendo 3 a 0 contra Newell’s.
Y no fue un hecho aislado. En los últimos 10 años, hubo varios casos tan impensados como dolorosos. El que menos sufrió el “Santo” fue por los cuartos de final 2016 del Federal A. En la ida San Martín había vencido 1-0, en San Francisco, ante Sportivo Belgrano; y cuando la clasificación parecía un trámite, cayó 1-2 como local y terminó pasando de ronda gracias a la ventaja deportiva.
Las peores derrotas post victorias épicas se dieron en las temporadas 2008/09 de Primera División y 2010/11 de la B Nacional. En aquellas oportunidades, el equipo había dado buenas señales como visitante y terminó flaqueando en casa, con el agravante de que esas derrotas en su territorio, terminaron derivando en descensos de categorías. En ambas temporadas tuvo dos episodios similares; en la máxima categoría venció a Racing en Avellaneda por 2-1 y una semana más tarde perdió 1-0 como local ante Gimnasia. Unas semanas después, venció a Newell’s en Rosario por 1-0; para luego terminar la temporada perdiendo ante Lanús por 2 a 1 y retrocediendo a la B Nacional.
Un par de años después, ya en esa categoría, sacudió el avispero al vencer 1 a 0 a Rosario Central en Arroyito y en la fecha siguiente terminó siendo goleado 3 a 0, en su casa, por Atlético de Rafaela. Y, en esa misma temporada, justo cuando no venía bien y el descenso al Argentino A era una preocupación, derrotó 1 a 0 a Aldosivi en “La Feliz”. Pero se confió y en la jornada siguiente cayó 2-0 contra Defensa y Justicia, quedando casi condenado a jugar la Promoción.
Como “bonus” en este tipo de pasos en falso aparece el de la temporada 188/89 de Primera. San Martín venía de vencer 6 a 1 a Boca en La Bombonera, causando un impacto gigante en el mundo futbolero; y una semana más tarde, perdió 6-0 con San Lorenzo; aunque ese juego también se jugó en Buenos Aires.
Por eso nadie quiere bajar la guardia de cara al duelo de mañana contra el “Dragón”. “Hay que seguir concentrados porque todos los partidos de esta categoría son muy difíciles”, fue el mensaje general que le bajaron a un plantel que tiene como objetivo cortar una racha para nada graciosa.